18 abril 2011


Sueños


Trepé hacia la cumbre,
subí iluminada por esa luna dorada,
burlona. En su carita yo,
dibujé tu boca, con una sonrisa
pícara, graciosa.
En lo alto, el viento llevaba toda su furia,
soplaba fuerte, como si estuviera enfadado.
Las estrellas destellaban en ese amanecer
deseando que la luna no se fuera.
Yo, seguí esperando que volaras junto a mí,
Águila de alas blancas,
que me depositaras en una nube,
volar hacia una estrella y allí,
posar nuestras almas.
Luego, salió el sol
una bola de fuego que
iluminó los valles, las cumbres
y llenó de vida los árboles y con ellos,
la luz de estas dos almas,
que se juntan en el cielo.
Pero todo era un sueño.
Mi dicha es volver a soñar de nuevo
con mi águila, que vuelva y me lleve
sobrevolando a mi estrella y allí,
juntos, soñemos con estos recuerdos.
Mi corazón se puso tan alegre
como si una nota de gaita
cantara en el cielo.



Marisol Gallego

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